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NO ESTOY HECHO PARA SER AMADO





Título Original:
Je ne suis pas là pour être aimé

DIRECTOR Stéphane Brizé
GUIÓN Stéphane Brizé, Juliette Sales
PRODUCCIÓN Gilles Sacuto, Miléna Poylo
FOTOGRAFÍA Claude Garnier
MONTAJE Anne Klotz
MÚSICA Christophe H. Müller, Eduardo Makaroff

INTÉRPRETES Patrick Chesnais, Anne Consigny, Georges Wilson

DURACIÓN 93 m.
PAIS Francia

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A RITMO DE TANGO

"Je ne suis pas là pour être aimé" es el largo título de este film francés que pese a ser estimulante en ocasiones, en general resulta fallido al no alcanzar a cumplir sus propuestas, esa promesa del director de realizar una cinta a ritmo de tango era muy sugerente, pero el pulso narrativo de la cinta nunca consigue esa sensación y como mucho llega a un vals lento mal bailado. Y es que el tango es un baile donde ruge la pasión y esta película peca de todo lo contrario, resulta desapasionada y fría.

El argumento gira en torno a la figura de Jean-Claude, un secretario de juzgado de 55 años que vive inmerso en la melancolía, ya que su vida ha sido una sucesión de fracasos sentimentales, con su mujer, con su hijo, con su padre.... Para salir de la rutina decide apuntarse a una escuela de tango que ve desde la ventana de su oficina y allí conoce a Françoise, una bella mujer de 36 años que también se siente distante a su novio en vísperas de su boda. Bailando juntos descubrirán lo que puede unirles, pero sus mundos son tan opuestos que si inician una relación podrían acabar haciéndose daño nuevamente.

Esta es la segunda película de su director Stéphane Brizé y el film mezcla la comedia y el melodrama con resultados irregulares y aunque el planteamiento y el dibujo inicial de los personajes es interesante (incluso los secundarios como el padre gruñón, el hijo sin personalidad o el bailarín ligón son brillantes), la carencia de ritmo narrativo hace perder el interés paulatinamente, quedándose en tierra de nadie, cuando podía haber sido algo emocionante y emotivo.

También resulta exasperante en ocasiones la inexpresividad del protagonista (sin duda, algo buscado por el director, pero no por ello adecuado), y aunque recibió bastantes buenas críticas e incluso se erigió como favorito para el premio a la Concha de Plata al Mejor actor en el Festival de San Sebastián donde se presentó (y que le arrebató Juan José Ballesta por "7 vírgenes"), a mi no dejaba de parecerme una mezcla de Clint Eastwood y Takeshi Kitano, pero en aburrido. Anne Consigny, sin embargo, le da una alternativa de optimismo y belleza que supone un alivio para el conjunto apagado del film.

Las escenas de baile que deberían ser un eje clave en la historia y para la evolución de los personajes, resultan sosas y se alargan en exceso sin ofrecer nada a cambio. Pese a todo lo dicho, no todo es malo en el film, resulta interesante en sus planteamientos y trata temas tan universales como la (in)comunicación de las personas, resulta paradójico que esa falta de comunicación se traslade de la pantalla al espectador, una lástima porque el material daba para mucho más.

La acogida en el Festival de Cine de San Sebastián fue desigual, pero una parte de la crítica y el público la destacó especialmente e incluso recibió el Premio del Círculo de Escritores Cinematográficos.

U.C. (Daniel Farriol)

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